Quien haya leído el Nuevo Testamento, recordará que los evangelistas siempre ponen en boca de Jesús la fórmula: “Oísteis que fue dicho (tal y tal cosa), pero yo os digo(tal otra)”, que era el modo en que iba renovando la doctrina. A eso hizo referencia Francisco esta mañana poniendo como ejemplo que la ley antigua permitía odiar al enemigo, pero que Jesús en cambio pidió rezar por él.
“Ser cristiano significa dejarse renovar por el Espíritu Santo o, en palabras de Jesús, convertirse en vino nuevo”, dijo. Es una renovación que “está en primer lugar” en “los corazones” porque ser cristiano no es sólo ir a misa diaria y cumplir con ciertos ritos.
Por eso, para esa renovación interior, son necesarios odres nuevos, subrayó.
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